Los eventos que tuvieron lugar en la capital del Virreinato del Río de la Plata, sin duda responden a un contexto internacional enmarcado en la crisis de la monarquía española y la consecuente ruptura del pacto colonial, la incapacidad de la metrópoli de proteger y cubrir las necesidades de sus territorios coloniales.
El derrotero de esta crisis comenzó mucho antes de 1810, algunos de las contingencias que como consecuencia perjudicaron las relaciones entre la metrópoli y sus comarcas americanas fueron: La Batalla de Trafalgar en 1805, las Invasiones Inglesas a Montevideo y Buenos Aires 1806 - 1807, la Farsa de Bayana y finalmente la invasión Napoleónica sobre España en 1808. Además dentro de la sociedad colonial había comenzado a gestarse una creciente disconformidad, sobre todo en el grupo de los blancos americanos (criollos), quienes influenciados por las ideas de la ilustración y las noticias de las revoluciones Norteamericana y Francesa, comenzaron a plantear sus aspiraciones de participar más en el gobierno colonial, donde los cargos jerárquicos estaban reservados para los peninsulares. Las Reformas Borbónicas habían marcado aún más la desigualdad existente al interior del sector blanco.
Sin embargo, cuando las noticias de los sucesos en la península arribaron al Río de la Plata, no se dudó en reconocer a la Junta Central que se había formado para custodiar el poder español en nombre del Rey cautivo. La situación cambió al producirse la caída de la Junta Central del Reino en Enero de 1810. Este hecho abrió un nuevo interrogante en las colonias ¿En quién reside la autoridad si el rey se encuentra cautivo, la Junta ha caído y España se encuentra invadida por los franceses?
A partir del año 1810 el sistema juntista, del mismo modo que había sido implementado en la península, comenzó a extenderse por las colonias, con el fin de formar gobiernos locales hasta el retorno del Rey Don Fernando VII.
En Buenos Aires, se convocó un cabildo abierto para el día 22 de Mayo, allí convergieron mentalidades encarnadas por dos grupos opuestos: los moderados partidarios del cambio pero con el mantenimiento de formas tradicionales y aquellos liberales que buscaban un cambio más radical. Finalmente el 25 de mayo se constituyó la Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata a nombre del Rey Don Fernando VII.
Si este movimiento tuvo un carácter fidelista, entonces cabe preguntarnos ¿Qué tuvo de revolucionario el 25 de mayo? La constitución de una Junta local encierra en sí un acto revolucionario, los criollos allí reunidos tendrán en sus manos las decisiones de gobierno, estos votaron la destitución del Virrey Baltazar Hidalgo de Cisneros y, más tarde, el no reconocimiento al Concejo de Regencia que se había formado en la isla de León. Dichas medidas revelan que esta revolución tuvo un carácter institucional, sin embargo no modificó sustancialmente el ámbito económico, social y cultural, al menos en lo inmediato.
A partir del 25 de mayo la historia y fisonomía de lo que fue el antiguo virreinato comenzó a mutar, caminando a paso lento pero firme hacia la Independencia de las Provincia Unidas, que se concretó finalmente el 9 de julio de 1816.
Para concluir este recorrido resulta interesante preguntarse qué sucedió en Mendoza frente a los eventos del 25 de Mayo. En Mayo de 1810 no ocurriónada relacionado a lo acontecido en el cabildo abierto porteño; las noticias de los eventos mayos llegaron a la provincia recién el 6 junio y se oficializaron el 13 del mismo mes con la llegada de Manuel Corvalán, quien traía el comunicado oficial de la Junta Provisional invitando a los pueblos a enviar representantes para integrar el nuevo gobierno.
El cabildo de Mendoza resolvió esperar para pronunciar su reconocimiento a la Junta Provisional porteña, debido a su delicada posición. Por un lado nuestra provincia, así como San Juan y San Luis, integraban la gobernación intendencia de Córdoba, ciudad cabecera que se opuso inicialmente al movimiento revolucionario; por el otro los mendocinos siempre había aspirado a separarse de Córdoba y constituir una gobernación. Volcarse hacia Buenos Aires podría acercarlas a este anhelo, pero claramente definir su posición implicaba enemistarse con una u otra provincia y asumir las consecuencias que esto conllevaba.
Luego de varias convocatorias sin resolución alguna, el cabildo abierto del 23 de junio reconoció la Junta Porteña, no obstante, frente a los conflictos decidieron dar marcha atrás y volver a esperar para pronunciarse definitivamente a favor de la Revolución el 10 de julio de 1810. Cabe aclarar que la adhesión definitiva se produjo con el del arribo a la provincia del coronel Juan Bautista Morón y sus tropas. A partir de ese momento Mendoza pasó a integrar la órbita revolucionaria comandada desde Buenos Aires.
Prof. María Celeste Aroca